sábado, 9 de abril de 2011

UN VIAJE POSIBLE QUE SE ENREDA EN TUS CABELLOS (DE JUAN CARLOS LINARES)




Yo no sè si hay algo mejor, que besar la flor de tu amor y a cada instante beberme tu risa en el aire, Karla Aponte - Luis Enrique Mejia Fragmento de la canciòn Amuleto Secreto, Timbalaye 1999.



Bella.




A pesar de las dificultades no renuncias al hechizo.




Èste hechizo donde cualquier ademàn dancìstico por màs simple que parezca, se levanta hacia una prolongaciòn del conocimiento que sòlo es captable emocionalmente.




¿Què lugar de la ciudad estarà ocupando tu cuerpo en este instante?




Me pregunto desde el horizonte de una metàfora imperfecta, donde mi caligrafìa sueña adivinar ese curioso mecanismo del universo que le otorga a la capital un absurdo olor a tu piel, como si la punta frìa de mi nariz retozara despacio contra el extremo fundamental de tu hombro, semejando la nube de espuma blanca que respira la extensiòn montañosa del Àvila...




...y me mareo.




Me mareo con la certeza de que representas la pausa que permite que ocurra el crepùsculo.




Que ocurra, comparable a una mancha inabarcable de pintura de labios, tatuada sobre el borde tantas veces recorrido de èsta taza con residuos congelados de cafè negro. Delgado territorio de ceràmica en el que "tal vez no soy nada sin un tormento"1, donde insisto en inventar la figura indeleble de tus labios provocando un ligero estallido de vocales que rueda sobre la piel, como risa, como una forma de contacto, que termina de elevarme sobre la presente regiòn ubicada en Latinoamèrica: ofrecièndome una fiesta de guacamayas que revolotea el tràfico de la autopista, con una suerte de mìstica capaz de transmitir, la sagrada reconciliaciòn de un beso repetido entre los àrboles del Jardìn Botànico. Un beso que dibuja secretamente en su trayectoria, la curvatura de tu cuerpo hecho paisaje.




Gloriosa impresiòn urbana donde se me escapan de la boca, las palabras pronunciadas en una entrevista periodìstica por el filòsofo apureño Josè Manuel Briceño, las cuales rezan, que "el hombre debe dejar su mente libre para comprender el alma del mundo"2.




Y me vuelvo espacio.




Un viaje posible que se enreda en tus cabellos.




Un viaje donde la concepciòn de la distancia no implica un campo aèreo meramente vacìo, sino tambièn el trayecto habitable donde cabe la formulaciòn de una caricia como posibilidad de reflexiòn.




Esa caricia que me convierte en sinònimo de tu piel, fluidez y rozamiento, escalofrìo que te besa, dedo lento que se detiene en el andèn de tu cintura: esa superficie de pequeñìsimas lunas negras facultadas para conformar tu propio sistema solar; como si apenas la fugaz contorsiòn de un gesto desnudo que se queda prendido en mi tacto, constituyera la prueba irrefutable del lugar donde Dios decidiò trazar el ecuador de la existencia, el epicentro de la sensibilidad.




Allì... allì en la infinita redondez de tu ombligo.




Rinconcito del planeta donde conservo como licores de canela, todos los crepùsculos de Caracas.






Juan Carlos Linares








@timbalaye




Finalista de la VI ediciòn del "Concurso Cartas de Amor MontBlanc", Transnocho Cultural, Caracas 2005.




Seleccionado para integrar la Antologìa Hispana "La Mujer Rosa", Literalia Editores, Guadalajara 2008.




Citas




1 Roque Valero: Frase extraìda de la Dedicatoria del trabajo musical Pasajeros en Trànsito, EMI Music April Inc, 2008.




2 Josè Manuel Briceño Guerrero: El hombre debe dejar su mente libre para comprender el alma del mundo, Entrevista, El Nacional, 2002.




1 comentarios:

Marisol Vera Guerra dijo...

es el cuerpo, este espacio donde las ciudades hacen su nido. La memoria de fuego y viento.

Desde la orilla, querido amigo =)

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