martes, 19 de marzo de 2019

"A pesar de las dificultades no debemos renunciar al hechizo"


La siguiente entrevista realizada al escritor Juan Carlos Linares Timbalaye (Caracas 1977), surgió espontáneamente durante una larga sobremesa que rebasó el atardecer, como fruto de los encuentros que hemos sostenido por más de diez años en el Bar Restaurant Tarzilandia, orientados por el agradecimiento del vino, la comida, el afecto, y el lenguaje vespertino de las guacamayas.

Sentados en uno de los sofás del bar que tanto le gustan a Juan, con dos cervezas perfectas que por momentos parecen recordarle el mar cada vez que mira por la ventana, concretamos este pequeño proyecto que desde hace algún tiempo le había propuesto, con el propósito, de compartir con otros seres queridos, el público del blog, y los inolvidables lectores que he descubierto en el periódico Quinto Día, parte de nuestras preocupaciones sobre el mundo a través del lente de la poesía. 

Porque como decía Robert Penn Warren, «en el fondo, un poema no es algo que se ve, sino la luz que nos permite ver. Y lo que vemos es la vida»:

—Conscientes de que no podemos abandonar lo que nos apasiona, porque es lo que nos impulsa a seguir adelante y a compartir lo mejor de nosotros con la sociedad: ¿qué es la Poesía para Juan Carlos Linares y qué significado tiene en su vida?:
—La Poesía es, ¿cómo decirlo esta vez sin resultar insuficiente?, la acrobacia, la nube, la turbulencia, la palabra que cada lector prefiera poner aquí, que, junto con la música y cierta filosofía, encarna la expresión más elevada para traducir la milagrosa complejidad de la existencia; y su significado es tan vital en mi vida, que constituye el latido irremplazable mediante el cual intento construir un diálogo con la cotidianidad. No obstante, procuro que ese diálogo se mantenga lo más legible posible, con el propósito de no extraviar la capacidad de comprensión y acción sobre las cosas.
Donde, la más cardinal, respira en los hallazgos de la paternidad.
   

En 2012 escribe y compone la canción Somos Alma, que obtuvo el premio del público Mejor Simpatía Online del Concurso Pirogovsky Rassvet 2017 en Moscú.
 
—Tomando como punto de referencia dicho "diálogo": ¿crees que la Poesía está en todas partes?
—Sin lugar a la menor duda está en todas partes. Pero, su posibilidad de aprehensión, depende esencialmente de “la manera de mirar” del observador; o para decirlo con mayor precisión, de “la manera de estar en el mundo” del observador.
Porque para mí, Poesía es, resumido en una experiencia personal, recibir el día de tu cumpleaños en el estadio de béisbol, justo cuando, entre la algarabía y la reciprocidad de miles de desconocidos, un batazo inalcanzable rompe el empate del extrainning.

—Justamente por esa “manera de estar en el mundo”: a parte de la escritura y la oralidad ¿de qué otras formas o maneras puede expresarse la Poesía; podrías añadir un ejemplo?
—También a través de formas de expresión ilimitadamente poderosas como el cine, la arquitectura y la danza. Pero, si hay algo que considero importante explorar como posibilidad transformadora de la realidad inmediata, son “los gestos” que aproximamos a otra persona.
Es decir, cuando por ejemplo le regalamos a alguien una sorpresa de carácter romántico o fraternal, que, al manifestarse, es capaz de hacernos entender el tiempo y el espacio como una oportunidad para que la vida brille. 

En 2011 es invitado al celebrado programa radial Sonando a 320 Bits, para conversar desde Caracas sobre Poesía y sus proyectos personales.

—Entonces: ¿quiere decir que la Poesía opera en estructuras que se ubican más allá de la palabra y el silencio?
—Aunque la Poesía emplea la palabra y su correspondiente silencio como vía de comunicación por excelencia, es indiscutiblemente una dimensión que trasciende el lenguaje.
Pues, siento que la parte decisiva de su vitalidad, reside en el deseo de sostener el hechizo que parece a punto de extinguirse.

—Y si conseguimos convencer al deseo de volverse realidad: ¿qué se obtiene cuando, a veces, muy raras veces, podemos sostener ese hechizo? 
—Logramos acceder a esa "siempre nueva" sensación de certidumbre capaz de intervenir en la rutina como sorpresa.
Una sorpresa, que produce cambios. 

—Efectivamente, aprovechando la oportunidad de indagar en aquello que interviene en la rutina como sorpresa: ¿qué relación hay entre la Poesía y la Mujer?
—Pueden existir cualquier cantidad de relaciones disponibles a partir de la calidad de indagación que se emprenda. Sin embargo, necesitamos saber mirar la mayoría de dichas relaciones, dentro del universo de los detalles cotidianos frecuentemente desdeñados y mal comprendidos por el promedio de las personas.
Porque apenas un pequeño paréntesis de contemplación, un simple mensaje de texto, o una canción, pueden originar que una mañana sea inolvidable.
   

En 2010 participa en el II encuentro de escritores Los Santos Días de la Poesía, donde recibe la Moneda del Gobierno de Tamaulipas 2005-2010. 

—Por tanto, mirando en esa dirección: ¿podrías resumir en unos versos propios la importancia que tiene la mujer para la Poesía y la Vida?
—"Y me vuelvo espacio.
Un viaje posible que se enreda en tus cabellos.
Un viaje donde la concepción de la distancia no implica un campo aéreo meramente vacío, sino también el trayecto habitable en el que cabe la formulación de una caricia como posibilidad de reflexión".

—Habiendo alcanzado oportunamente al actual punto de "reflexión" no puedo evitar conjugar la segunda ronda de cervezas, porque, la escritora chilena Isabel Allende afirma que «el "punto G" de la mujer está en sus oídos, y quien busca más abajo se equivoca»: ¿en base a ésta afirmación, crees que la poesía es un afrodisíaco?
—Lo és en la medida que las personas involucradas asuman la posibilidad de vivir poéticamente. Para explicarlo de manera detallada, supongamos a dos solteros que en el giro insospechado de un lunes cualquiera, se conocen en la barra de un bar aeroportuario, gracias, a que el barman en un fugaz descuido de la atención, les intercambia las bebidas. Fundando un campo desconocido dentro del cual ¿acaso tendrán la lucidez espiritual necesaria para experimentar el fluir de ese nuevo tiempo?, ¿acaso estarán lo suficientemente atentos para captar en el aire enrarecido de lo que parece una equivocación, la congruencia que les ha revelado el universo?
No lo sé, pero aún sin detonar el desenlace, la poesía viene a configurar un afrodisíaco que confirma que parte primordial de dicho "Punto" está en los oídos, a la espera, de un verbo diferente que sorprenda.

 
En 2012 redacta el guión del documental Agua; sus poderes mágicos y curativos, filmado en lugares de notable interés histórico como Svanetia.

—Apreciando que ilustraste un escenario que podríamos emplear en nuevos contextos y búsquedas: si llevamos esta posibilidad de encanto al oficio de las personas que dirigen los destinos de las naciones, ¿son la Poesía y la Política enemigos? 
—Leí, si no me equivoco, que Oren Lyon dijo que "la espiritualidad es la forma más elevada de la conciencia política". Por lo que, en principio, se podría decir que la política con quien realmente ha gestionado una relación de hostilidad, es con la capacidad de mística.
Esa capacidad de mística que permita entender, que la política no es exclusivamente un ejercicio institucional de gobierno, sino, más importante aún, un ejercicio de responsabilidad ciudadana que empieza con el valor de la palabra honesta, donde nos preocupamos y actuamos por la estabilidad del bienestar colectivo.

—Siendo pertinente recalcar que en toda la trama social "la palabra" sigue siendo el instrumento indispensable para producir acciones que nos faciliten evolucionar: ¿qué opinas de las palabras del poeta estadounidense Walt Whitman cuando afirmaba que «las palabras sí pueden cambiar al mundo»? 
—Creo, tomando el pensamiento del escritor José Manguel, que "las palabras de una hoja le dan coherencia al mundo"; pero el conflicto central, es que con extrema frecuencia la moral que prevalece en el desenvolvimiento de las circunstancias diarias, no desea asumir la coherencia entre palabra y acción, porque, terminaría entorpeciendo el funcionamiento burocrático y tantas veces distorcionado que seda los organismos públicos y privados. 
Anulando así por conveniencia cualquier viabilidad de cambio, que deja muy claro, que no son los libros los que no sirven, sino las personas, precarias de valores y otras significaciones.

En 2012 forma parte del significativo Mural fotográfico-reflexivo de la iniciativa Agentes de Cambio, que promovió desde Bogotá un cambio de conciencia destinado a contribuir con la transformación de los problemas sociales de la región.

—Frente a ese perturbador paisaje, ¿qué piensas de la frase del poeta venezolano Eugenio Montejo: «la poesía es la última religión que nos queda, si hay un juicio final será ante ella»? 
—Me parece tan abismalmente cierta, que suelo traerla a colación como punto de partida exploratorio cada vez que debo intentar la definición de Poesía, porque, entre otras razones, es además de una realidad estética, una oportunidad ética.
Y en este caso particular, me gustaría destacar una anécdota que me dejó una nueva perspectiva de dicha iglesia, cuando, una tarde en el aeropuerto internacional de Maiquetía, repentinamente reconocí a Eugenio llegando de viaje, y en cuestión de segundos, lo nombré con un tono de voz suficiente que lo llevó a detenerse en la distancia con la atención de quien acoge un llamado importante. Una atención, que me permitió acercarme a conocerlo durante cinco especiales minutos, que, orientados por su sonriente receptividad, alcanzaron para estrechar palabras de afecto, comentarme con muestras de pasión de donde venía, e incluso, preguntarme qué estaba escribiendo. Hasta que nos despedimos, para siempre, porque jamás lo volví a ver. En un acto que hizo, que el aeropuerto representara un gran templo para mí.

—Se trata de una anécdota inesperada que en términos de lugares o espacios para ejercer dicha religión me llevan a exponerte: si el fenómeno Acción poética te permitiese colocar una frase tuya en un muro de la gran Caracas, ¿qué frase sería y debido a qué?
—Colocaría "Mujer, ¿qué lugar de la ciudad estará ocupando tu cuerpo en este instante?"; porque, al final de las cuentas y el atardecer, lo que realmente importa es saber o imaginar dónde está el cuerpo de la persona que se extraña.
Entendiendo por cuerpo, a la presencia que contiene todo lo demás.

En 2008 comenzó a compartir sus reflexiones mediante el formato de la Ponencia en valiosos eventos internacionales de pensamiento, como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y el Corredor de las Ideas, entre otros.   

—Al distinguir ese acto de interrogación como una verdad entrañable, estimo indispensable recordar que el novelista brasileño Paulo Coelho en su libro La Bruja de Portobello dice que el amor «es», es decir, «presente»: por lo tanto, para Timbalaye ¿el amor «es»?
—Presente "perfecto". Dado que, independientemente de que se experimente desde la relevancia del pasado, o incluso la invención del futuro, como desde la totalidad o el vacío, desde una canción o el rugido de la lluvia: siempre se trata de presente. Obviamente, también imperfecto y desastroso.
De hecho, en este instante se me ocurre, que quizá la conocida frase «recordar es vivir» proviene de una idea similar.
 
—Recreando esa concepción del amor que no deja de ser presente "perfecto": ¿si te tocase recitar un poema de Leonardo Padrón en un homenaje al escritor, cuál escogerías y por qué?
—Escogería el poema del libro «Balada» que me acompañó en la Isla de Margarita durante 2007, el cual reza: 
«Un trozo de lápiz que reúna tus ojos. 
Una sonrisa recostada a la pared, siempre.
Maneras de la luna.
La piel ronca de amor, una lenta sabiduría entre las sábanas.
A veces el mar en las palabras, a veces la almendra de la oscuridad.
Busco una música que te lo diga todo. Imposible.
Pero siempre el paraíso.
Siempre tu nombre en el agua de la mañana.» 

—Si me permites hurgar en esa forma de compañía: ¿cuáles son los poetas y los poemas que más impacto han tenido en tu obra poética?
—En principio, debo resaltar que no persigo una obra poética. Ni siquiera un género en particular, aunque podría inscribirme en el ensayo dada la inquietud experimental y transdisciplinaria. Derivado a que, realmente, atiendo a la pasión que me genera cierta manera de emplear el lenguaje, cierta manera de construir la sintaxis.
De cualquier forma, ese intento de escritura más fallido que conquistado, se ha nutrido de determinados autores con el transcurrir de las etapas y los puntos de sutura. Empezando a temprana edad con el imborrable descubrimiento de «Poeta en Nueva York» de Federico García Lorca, y progresivamente, diferentes materiales de inspiración, como, escuchar leer a Salvador Garmendia, las neurosis e inconformidad con el lenguaje de Alejandra Pizarnik, el poder poético y visual de los parlamentos de Diego Luján en la telenovela «Cosita Rica» de Leonardo Padrón, el hallazgo proporcionado por una conferencia de Alí Ahmad Said, o el fulgor de los ensayos de Armando Rojas Guardia.

 

En 2003 la aparición de este poético personaje interpretado por Rafael Novoa, que, como elemento inspirador subyacente a la trama, manifestaba ardientemente la aspiración de dedicarse a escribir, le permitió transitar con un sentimiento de reafirmación y refugio la etapa más difícil de sus primeros años de escritura. 

—Usando esa especial lista de motivos poéticos como trampolín: ¿de acuerdo al estado actual de las cosas, por dónde podríamos empezar a revaluar la Poesía?
—Podríamos empezar por la necesidad de corregir la contaminada impresión social de que la Poesía es una forma de escritura edificada exclusivamente sobre versos de perfil ingenuo; como, peor aún, que la Poesía es indiferente e irremediablemente inútil frente a los problemas globales.
Cuando la verdad más verdadera, disculpa la redundancia, es que la Poesía además de plantearnos atravesar el misterio de las cosas, puede cobrar la forma de una serenata, de una denuncia, o un proyecto benéfico, capaz de sensibilizar, concienciar y hasta reparar, contextos humanos que la política internacional no logra iluminar.
Porque un poema bien logrado, vale más que todos los políticos corruptos del planeta.

—Valorando esa ruta de reivindicación: ¿de qué manera podríamos ocasionar que la juventud se interesase más o por igual en los versos, que por otras artes y formas de recreación? 
Haciendo que la metáfora ocupe un lugar importante en sus corazones. Haciendo que el "como si" les proponga una nueva forma de tocar el mundo. Haciendo, en definitiva, que los libros, el arte y el teatro, formen parte natural de su dinámica desde temprana edad, con el objetivo de que cultiven una relación afectiva con los versos que pueda complementar otros territorios de la vida. 
Porque la Poesía, es un alambre transparente de encuentro, comunicación y sentido crítico de la realidad en toda su extensión.

—Por consiguiente, en honor a la coherencia que necesitamos rescatar: ¿qué idea o experiencia podrías plantear pisando el terreno de la práctica? 
—Puedo extraer de esta labor, porque para mí escribir es una labor que debe ir más allá del necesario y rutilante ejercicio teórico, el proyecto sobre «el relato como género de aprendizaje», que desarrollé en escuelas de educación básica dentro del Programa de Pensamiento Visual del Museo de Bellas Artes de Caracas entre 2005 y 2006. En el cual constaté felizmente, por medio de las pinturas de arte como hilo conductor reflexivo para crear relatos, cómo los niños responden de manera despierta y abierta cuando propones un ambiente propicio de reconocimiento, imaginación, y debate; donde, reina la libertad de opinión y cada opinión es importante, a favor de la articulación de un discurso que los involucre a todos, no como profesor o autoridad dentro del salón de clases, sino como orientador que tiene la misma importancia que ellos en la búsqueda de respuestas.
En consecuencia, es importantísimo aclarar que vivir poéticamente no es vivir fuera de la realidad, sino, muy contrariamente, establecer un contacto directo con la misma; pues, en todo caso, vivir fuera de la realidad es ser indiferente a los problemas comunes que nos afectan.


En 2013 es publicado en la antología benéfica del Concurso Juan Ramón Molina organizado por la ONG Construyamos un Mundo Mejor, que destina los recursos provenientes de la venta a actividades sociales desde Tegucigalpa. 

—Detenidos en ese instante donde las cosas recuperan su verdadera luz para inclinarnos sobre las palabras del extraordinario pensador venezolano Rafael Cadenas, "repetirse, repetirse, repetirse, y vivir ¿dónde es?": ¿la Poesía se escribe o se vive? 
—Esa interrogante alberga una de las mayores encrucijadas de la actividad poética. Pese a ello, concibo, que la Poesía es esencialmente una forma de vivir. Al punto de que alguien que intenta escribir Poesía no necesariamente es poeta, en cambio, alguien que vive poéticamente, está más cercano a la captura de dicho estado. Porque, se trata de un estado que está más ligado a una sensación, sentimiento, o experiencia, que a un concepto. Pero, situándonos en una mínima pausa, ¿no es eso lo que precisamente nos lleva a intentar una descripción, una centella?, ¿no es eso lo que precisamente nos lleva a insistir?, y todavía más, ¿a tratar de generar acciones a partir del registro o pronunciación de la palabra? 
Hasta el grado de que, a medida que vas madurando un equilibrio entre escribir y vivir, llegas a entender que no eres ni necesitas ser en todo momento la fuente creadora de dicha Poesía, debido, a que existe un campo infinito de libertad, donde lo espontáneo e inesperado suelen proponer el ritmo oportuno de las cosas. 

—En consonancia: al discurrir francamente en lo "espontáneo e inesperado" ¿cómo podríamos reconocer la aparición de la Poesía? 
Sobre ese aspecto, recuerdo la primera vez que aterricé en Monterrey. Era un tarde despejada de abril, en la que apenas saliendo del estacionamiento del aeropuerto, sentí como la ciudad, sin conocernos, se precipitó fulminantemente hacia mí con una generosa señal de bienvenida, cuando, la primera canción que comenzó a sonar en la radio de la camioneta que me transportaba al evento, era de Alejandro Sanz. 
Con lo cual deseo transmitir, que, para mí, ese nivel de coincidencia y espontaneidad de la existencia con las cosas que nos apasionan,tiene que ver con la Poesía. Que, no es otra cosa, que cada átomo de energía que flota dentro y fuera de nosotros a un nivel de conciencia superior que puede enamorarte...

...enamorarte, de la misma manera que lo hace el ambiente de Tarzilandia después de las cinco de la tarde.

Sabiendo lo significativas que son la música de Sanz y las tardes amarillas de Tarzilandia en "tu manera de estar en el mundo", no puedo dejar de preguntarte con especial interés: ¿cuál canción fue?
—Dejémos que esta parte de la entrevista quede cubierta por una delgada capa de misterio y curiosidad. 
Ya que conservar un secreto en esta época de hiper exposición virtual, por especial o tonto que sea, es un extraño tesoro. Sobre todo, si su recuerdo te inspira. 

—En medio de esta sonrisa compartida que sigue tratando de adivinar el nombre de la canción, y celebrando este afecto fraternal que no se agota en nosotros porque significa bendición y agradecimiento, ¿dime qué proyectos tiene Timbalaye a corto plazo? y ¿qué mensaje contienen con respecto a las circunstancias que te preocupan del mundo?
—Después de un tiempo de pausa y reinvención, estoy retomando las ideas pendientes que me emocionan; porque en principio, considero que lo primero que debe provocar en ti la idea de un proyecto es la chispa envolvente de una emoción. Aunque, esta emoción, deba entenderse en gran medida desde la constante preocupación que generan las circunstancias que nos rodean. Puesto que, emocionarse es sentir, es sentimiento.
Un sentimiento, que emprenderé con la publicación de un artículo sobre el valor de la música de Luis Enrique y el ensayo sobre el infinito que sueña la ecuación de Edmond Belamy, como bengalas, que buscan alumbrar nuevos ángulos del confuso panorama contemporáneo, donde parece más trascendente, salvar a un banco quebrado que darle solución definitiva a tantas crisis humanitarias.
Porque, a pesar de las dificultades no debemos renunciar al hechizo

3 comentarios:

Laura dijo...

En todos los actos de su vida, en todos los entusiasmos de su Arte, Juan es un preceptor y un lazarillo de las fuerzas de lo Bello que instigan al mundo. Viene a plantar en el núcleo del orbe un nuevo torbellino. Es el que provoca el chorro de corpúsculos que se contonean por el horizonte, que dispara cornetas terrestres al rostro del firmamento.
Junto a las criaturas desamparadas, Él es el Ser Activo. Es el "pisón" pesado y alerta que aun aplana el camino cuando ya nadie en el mundo vive para trabajar.
Y, luego, una especie de alegría articular se inscribe en esa articulación. Una conciencia de pivote permanece en ese hueso descarnado. Esa biela de las caderas aun quisiera girar. Y siempre ocurre lo mismo: las herramientas del movimiento tienen la obsesión de una energía indestructible. ¿Hay mejor prueba de la esencial virtud dinámica de su Obra?
Cuando el "mundo destruido" es visto por un gran Poeta de la fuerza como Juan Carlos Linares Timbalaye, no puede seguir siendo más un mundo inerte. En esos fragmentos, en esos trozos rotos no se aniquila el dinamismo. Los objetos son núcleos de fuerza. El caos no es sino cólera pasajera, ya que la imaginación no puede vivir en un mundo derrotado.
Tal vez no todo esté perdido y los soñadores de la fuerza todavía tengamos aquí que apostar; apostar por el triunfo definitivo del imaginario "Timbalayano", que se antoja aliado de las fuerzas cósmicas, ya que -de nuevo- la imaginación no puede habitar un mundo derrotado. Es justo en ese sentido en el que Juan -el Poeta- nos ofrece una lección de vida.
La magia de sus letras te enreda en una tela de araña cósmica, un velo mediante el cual la araña podría ocultar -con una paciencia infinita- el mar. Un ave imprudente ha dejado allí sus plumas. Sí; ahora ese velo forma parte de un Universo.
Universo que nos ayuda a vivir una especie de dialéctica de la profundidad. Nos ordena dos veces: primero, nos obliga a vibrar, a temblar sobre hilos tensos, y luego, nos manda negar el tejido para ir al fondo del horizonte, para ver la línea horizontal del mar. Tengo la impresión de que, por contemplar demasiado esa imagen, se pueden descoordinar las fibras de acomodación. Mi cristalino se turba ante ese juego de las profundidades. Su Cosmología es verdad dinámica: hace trabajar la mirada.
El universo de Juan es el Cosmos del trabajo. Para él, la función del hombre es cambiar la faz del mundo.
Pero, ya que siempre es necesario que, más allá de todos los dramas, en una obra de arte el ojo encuentre playas y descansos, entre el pulgar y el índice, Juan ha preparado suficiente espacio tranquilo para que se pueda entrever la morada de los hombres.
Esa morada es la llanura, el dominio más grande de los hombres que un día tendrán fraternal confianza en la humanidad. Como Juan es un ser atemporal, en su Obra siempre hay la marca de la dialéctica feliz que lleva de un trabajo sobrehumano a la gran esperanza de una humanidad pacificada.

Emily dijo...

Para este pensador, porque más que un escritor es alguien que entiende la literatura como posibilidad para el verdadero pensamiento, tal vez la preocupación más importante está en la imposibilidad de que la lectura -por ejemplo- de una ponencia, pueda sonar igual que suena un cantante cuando es poderosamente acompañado por su orquesta (para él, obviamente, la orquesta de ¡Luis Enrique!): preocupación, que sin temor a equivocarme, es al mismo tiempo la razón por la cual se empeña en leer de una forma tan particular, tan diferente, digamos, tan poeticamente natural, que sólo puede ser comparada con él mismo. Porque escucharlo, como lo escuché yo en un auditorio mexicano, se vuelve una experiencia inolvidable y amorosa, que atrapa incluso al más desprevenido.

Anónimo dijo...

Si queda alguna cosa que se pueda anexar a los comentarios anteriores, es que Juan Carlos Linares Timbalaye es un pensador (lector y estudioso añadiría implícitamente) de una inteligencia excepcional, valga la redundancia muy particular, inusitada, evolucionada y fuera de lo común en el tratamiento de las temáticas referentes a la Mujer, de esos, que parece que está haciendo literatura de manera natural, incluso mientras te habla.

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